24 DE DICIEMBRE

      Cuando la madurez  llama a la  puerta  de tu alma y se apoltrona en tu cuerpo, que no en tu corazón,  estás preparado para la escalada y es solo

entonces cuando percibes sin dobleces la vida.

      Comienzas a valorar todo con mas intensidad, menos pasión, si, pero mejora la manera de sentir, es clara, alumbrada por los años vividos.

      En noches como la del 24 de Diciembre, es cuando entrego mi alma a la inmensidad de la magia, no desde un punto de vista religioso, mejor aún, desde el prisma del amor, del amor filial, el cual me hace recordarles con nostalgia a ellos que ya no están físicamente pero me acompañan,  y permite que sea feliz rodeada de mi gente, mientras cenamos hablando un poco de todo, con los nervios a flor de piel porque luego hemos de engalanarnos para recibir a Papá Nöel que nos trae un montonazo de regalos cuya apertura convertimos mi familia y yo, en una indescriptible fiesta.

       Después muy entrada la madrugada, casi amaneciendo, nos vamos despidiéndo, cada uno con sus regalos bajo del brazo regresamos a nuestros hogares, nos metemos en nuestras camas intentando dormir aunque sea un ratito. En ese instante, mientras mis párpados se cierran, vislumbro lo maravillosa que es la vida que me ha obsequiado con una familia como la mía.

      Soy afortunada de pertenecer a un clan lleno de amor, con sus discrepancias rutinarias, sello de los humanos; pero pese a ello somos una piña, que nos queremos y convocamos a las hadas cada vez que  para celebraciones nos juntamos.

                

    Ellos se colaron en la fiesta.........

                                       ¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!